En Colombia, la salud de millones depende de algo que no se ve, pero lo sostiene todo: la logística farmacéutica. Lejos de ser una función puramente operativa, este engranaje silencioso se ha convertido en una verdadera columna vertebral del sistema de salud nacional, capaz de salvar vidas con cada entrega oportuna.
Durante la última década, esta actividad ha evolucionado hacia un ecosistema altamente especializado, donde la precisión, la tecnología y el cumplimiento normativo son tan rigurosos como en la industria aeroespacial. Hoy, abastecer al país con medicamentos y tratamientos implica operar con estándares de clase mundial.
Del centro de distribución al paciente: una operación de alta complejidad
Todo comienza con negociaciones de adquisición en gran volumen, continúa con el almacenamiento bajo Buenas Prácticas de Almacenamiento (BPA) y culmina con la entrega en tiempo récord al paciente final. Los centros logísticos están dotados con tecnología de punta: sistemas de trazabilidad digital, cámaras de cadena de frío, zonas segregadas para medicamentos sensibles y más de 20.000 referencias gestionadas bajo estrictos controles de calidad.
Cada movimiento está documentado. Desde el ingreso del producto hasta su dispensación, todo queda registrado en plataformas que cumplen tanto la normativa colombiana como estándares internacionales. Esta trazabilidad no solo garantiza seguridad, sino también transparencia en cada etapa del proceso.
Entregas en menos de 24 horas y control clínico en la dispensación
Uno de los pilares más críticos es la distribución. Vehículos validados, rutas inteligentes y plataformas integradas permiten que, en gran parte del país, los medicamentos lleguen en menos de 24 horas. Pero no se trata solo de velocidad: en los puntos de entrega, el personal farmacéutico actúa como filtro clínico, verificando interacciones, dosis y riesgos antes de entregar el tratamiento.
Todo esto requiere inversión constante en automatización, talento técnico especializado y una cultura organizacional enfocada en la seguridad del paciente. No es solo mover cajas; es entregar salud.
Una infraestructura invisible que sostiene el sistema
Colombia enfrenta retos como el riesgo de desabastecimiento, el aumento de medicamentos no incluidos en el Plan de Beneficios en Salud (PBS) y una normativa en constante evolución. Frente a esto, la logística farmacéutica se consolida como una inversión estratégica más que como un gasto operativo.
¿El objetivo? Que el medicamento correcto llegue al paciente indicado, en el momento justo y bajo condiciones seguras. Solo así se garantiza la sostenibilidad de un sistema de salud que cada vez depende más de su eficiencia logística.
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Fuentes: